Esta es una nueva sección del blog, que se va a distanciar un poco de la música y el contenido de sus letras, para acercarse más a la poesía y la reflexión.
Hace rato que quería incluir esta sección en el blog, y la aparición de la competencia (llamese zurdo) hicieron que se acelerara el proceso.
Fragmentos de "A orillas del río piedra me senté y lloré" de Paulo Coelho:Pobre del que tiene miedo de correr riesgos. Porque ése quizá no se decepcione nunca, ni tenga desilusiones, ni sufra como los que persiguen un sueño. Pero al mirar hacia atrás —porque siempre miramos hacia atrás— oirá el corazón que le dice: «¿Qué hiciste con los milagros que Dios sembró en tus días? ¿Qué hiciste con los talentos que tu Maestro te confió? Los enterraste en el fondo de una cueva, porque tenías miedo de perderlos. Entonces, ésta es tu herencia: la certeza de que has desperdiciado tu vida por no arriesgarte.»
El amor es siempre nuevo. No importa que amemos una, dos, diez veces en la vida: siempre estamos ante una situación que no conocemos. El amor puede llevarnos al infierno o al paraíso, pero siempre nos lleva a algún sitio. Es necesario aceptarlo, pues es el alimento de nuestra existencia. Si nos negamos, moriremos de hambre viendo las ramas del árbol de la vida cargadas, sin coraje para estirar la mano y coger los frutos. Es necesario buscar el amor donde esté, aunque eso signifique horas, días, semanas de decepción y tristeza.
Porque en el momento en que salimos en busca del amor, el amor también sale a nuestro encuentro.
Y nos salva.
Nunca podemos juzgar la vida de los demás, porque cada uno sabe de su propio dolor y de su propia renuncia. Una cosa es suponer que uno está en el camino cierto; otra es suponer que ese camino es el único.
La vida ya existía antes de que naciéramos, y seguirá existiendo después de que dejemos este mundo
Fragmentos de "Brida" de Paulo Coelho:
Cada persona, en su existencia, puede tener dos actitudes: Construir o Plantar. Los constructores pueden demorar años en sus tareas, pero un día terminan aquello que estaban haciendo. Entonces se paran, y quedan limitados por sus propias paredes. La vida pierde el sentido cuando la construcción acaba.
Pero existen los que plantan. Éstos a veces sufren con las tempestades, las estaciones, y raramente descansan. Pero, al contrario que un edificio, el jardín jamás para de crecer. Y; al mismo tiempo que exige la atención del jardinero, también permite que, para él, la vida sea una gran aventura.